1.8.06

Viento


Algo la rondaba por aquella cabecita que hoy se había levantado pensando en la vida. Cogió su bolso desgastado, lleno de papeles y un cuaderno y se dirigió al lugar donde se inspiraba... en ese lugar solía pensar en él.

Sentada sobre las rocas y bajo aquella cornisa que sobresalia en el aire comiéndose un trozo de mar, miró al horizonte, pensó en él otra vez, encendió un cigarro y la salitre se metió por sus venas cual droga de su niñez se tratara.

Se paseó por el día que llegó, se paseo por aquellas aulas que actuaban de colegio, recordó vagamente a aquel niño moreno que con tan solo nueve años hicieron que jugaban a ser novios sin ni siquiera atreverse a darse un beso o agarrarse de la mano.
Se le escapó una sonrisa cuando recordó que para decirse cosas se escribían en la arena húmeda de esa misma playa, en la que ahora esta sola, y luego el agua misma hacía de borrador.
Hizo un ademán de recordar todas sus trastadas cuando eran pequeños, pero solo se quedó con lo bueno. Ya estaba bien de tanto castigo,¿no?
Aspiró un poco más del humo de su cigarro y lo dejó caer sin darse cuenta de que el agua ya la cubría los pies. Su falda estaba mojada, pero la sensación era agradable, aún así se subió unos metros, sacó su viejo cuaderno que hacía años que no abría y escribió:


Mar, inmenso afán de regocijo
enemigo y amigo a mi pesar,
mar, en mi infancia yo he podido,
ser heroína de aventuras sin parar.
Mar de mis amores más tempranos,
donde de noche tu bien los guardarás,
rumores de ese amor ya muy lejano...
un rincón de mi alma...Nada más.
Mar, responsable de violencias,
responsable de penurias y demás,
mar que escondes tempestades
en tu espuma he de confesar:
Mar mi amigo desde niña,
¡Mar! ¡Robaste mi verdad!
y vendiste muy baratos a este viento
los besos que te quise yo mostrar.
Mar que incluso sufres ruinas,
mar que llevas vanidad,
en tu orgullo me conozco, tu me miras
y tu calma me inspiras sin cesar.
Mar de inmensas noches quietas,
mar... testigo de mi soledad,
cuando yo a ti, al mar, vuelva.
será porque necesito amar.



Tardó lo que se tarda en dar un suspiro, después de releer lo escrito, en arrancar aquella hoja y dejar que su dueño se la llevara. No sabía porque había salido aquello de su cabeza porque su verdad era otra.
Ella no estaba triste, ni sola. Si me apuras estaba viviendo el mejor momento de toda su vida. Conocía lo que siempre añoró, el amor de verdad, un amor reposado a veces tempestuoso otras, apasionado, cariñoso, paciente, un amor que nunca pensó encontrar, y que a veces todavía tenía dudas sobre si se lo merecía, y si no se cansaría algún día de aguantar su carácter.

¿Entonces por qué algo interno la había llevado a esa playa? ¿Por qué esa necesidad de escribir, sabiendo que todo lo que había escrito hasta entonces era triste?

Levanto la cabeza, y un soplo de brisa recorrió su blanca piel.Su mano cobró vida:



Viento que sabes donde vive,
se mi cómplice, hazle tu llegar
el mensaje que escribo sin botella
la llamada, hoy, de mi soledad.
Viento que me sabes y conoces,
¡Viento!¡Me tienes que ayudar!
hazle ver que le quiero con el alma,
que mis besos desprenden mi ansiedad.
Viento...¡corre!¡más deprisa!
¡Viento! ¡Detenle y traételo hacia acá!
estoy añorando ya su risa
sus caricias, sus palabras y su vanidad.
Viento demuestra que me quieres,
como aquellos días hace años ya...
que en mi falda clavabas alfileres
como esta linda arena...¡miralá!
Viento... traémelo radiante...
cubierto de ese aura, suyo nada mas.
Viento... me quedo aquí esperándole.
Se que no me fallarás.



Terminó de escribir, y abrió su toalla para tumbarse a esperar. En realidad... aquello no era solo un poema mas....


Mariajo

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