Hace ya mas de un año que te fuiste.
No se bien si te fuiste tu o te eché yo de mi vida, solo un año, pero me parece no haberte sufrido nunca. A veces… solo a veces tengo ganas de ti.
Tú, delgado, incorruptible como tu mismo y a la vez corrupto y corrompido. Ardiente a cada segundo que me poseyeras, a la vez yo me vanagloriaba de poseerte a ti. Ahora sé que nunca debí tenerte.
Te fuiste una mañana en que Madrid dormía, justo cuando yo me estaba muriendo. Te fuiste y me dejaste vestida de ti… por dentro, con el color negro que manda el luto, el del odio ya muerto.
Te dejé marchar como si nada, pero cuando te fuiste… cuando me hice consciente de tu partida. No pasó nada.
Ahora soy yo la que no te quiere mas, ahora yo, entre rellena y blanca, te pide que no vuelvas, que te quedes donde estés y para siempre.
Hace ya mas de un año, un año sin ti, un año entero para mi, y por mi. He dejado de quererte como antes, ahora solo me causas pena, me indignan tus formas e incluso tus olores, casi podría decir que te detesto, pero solo me causas pena.
He vuelto a soñarte a veces, aunque solo fueron sueños, y he vuelto a alegrarme siempre de que nunca hayas vuelto.
Soy blanco justo donde antes era negro, vuelvo a ser blanco donde antes amarillento, vuelvo a oler a lavanda y a veces a este “Amor eterno”, pero lo que tengo claro es que ya no te quiero.
Si yo hubiera sabido, cuando vivíamos aquello que te acabarías yendo… te hubiera abierto la puerta para que fueras saliendo…
¡Vete para siempre¡ donde te quieran y donde aguanten tus secretos, que en mi vida no hay sitio para nadie que me queme por dentro.
Así que poco a poco y volviendo a mis recuerdos, respiro hondo y digo:
Tabaco ¡que ya no te quiero!