12.8.06

Zancadas


Sensaciones añejas y vitoreadas vienen a mi

en las tardes quietas en que te recuerdo.

En tu labios el cigarro me consume así,

como estos años. Parecia que estuvieras muerto.

A tu lado la paciencia y la belleza esta sentada,

es una pena, porque ella ya no puede andar,

sin embargo no te privas y andas a zancadas

en la vida, esa vida, donde ella no te alcazará.

En mis sueños tengo todavia doce años,

y me pregunto que es lo que pudo pasar,

por aquel entonces se rompió el encanto,

y después de aquello nada volvió ser igual.

La inteligencia con la que tu me llamabas,

dejo de serlo, para dejar paso a la sensibilidad.

Latente y dormida se escondio a horcajadas,

¿se escondía de ti? ¿o de tu hostilidad?

Y el viento movía las copas de los pinos,

y en la ribera del Duero quise yo dormir,

ver las grandes arboledas, probar el vino,

ni siquiera me acordaba que yo vengo de allí.

Hoy escribo como si se te fuera la vida.

Te siento en vida y por ello te pido perdón,

pero no quiero que mi condición de hija,

me nuble el pensamiento y me quite la razón.

Levanta la cabeza y mírala a la cara,

¿no presientes su belleza a tu alrededor?

aminora la pisada y tenla siempre cerca,

pues ella es lo único que tendrás cuando seas mayor.

Mariajo

No hay comentarios:

Publicar un comentario