16.12.06

Feliz Navidad


Llegando estas fechas, sé que a todos se nos pone el corazoncito tierno. A unos mas y a otros menos. A mi me entra añoranza de lo que tengo lejos, añoranza de mi madre y de mi padre, y de mis hermanos. Ya me voy acostumbrando a no pasarlo con ellos, igual porque soy desapegada, pero no por eso dejo de quererlos.

Y aprovechando que vienen estas fiestas yo quiero dejaros este recuerdo. Una felicitación un tanto extraña, este pequeño texto, que aunque igual no compartamos seguro que haremos nuestro, porque por algo estamos unidos aunque algunos lo digamos y otros no queramos hacerlo.

Yo quiero aprovechar esta excusa, quiero acercarme a vuestro pedacito de cielo, desearos unas felices fiestas y regresarme con el corazón lleno.

Porque hace poco que os conozco, pero me da la impresión de haberos esperado desde siempre. Siento que cada uno un poco hacéis complemento de mi misma.

Que comparto vuestras alegrías, y también las tristezas, que a veces soy despegada, y a veces me pego en exceso, que tengo mis variaciones, pero que siempre que os busco… y lo mas importante… siempre os encuentro.

Por eso aprovechando las navidades y que los corazones están mas sensibilizados, que no sensibles. Quiero ofrecerme a vosotros. Porque igual no lo he dicho en voz alta, igual ni siquiera lo he dicho en silencio, quiero que todos sepáis, que aquí me tenéis para lo que haga falta, que os tiendo mi brazo, por si os sirve de apoyo o de consuelo y también os tenderé mi mano por si hay que daros una pequeña ostia a tiempo. A veces os serviré de ejemplo, la mayoría de veces vosotros sois para mí ese ejemplo. Y que pase lo que pase, que venga lo que sea pero a su tiempo, pero quisiera que esta amistad que recién nace perdure mas allá de este tiempo. Y nos veamos de mayores (como decíamos de pequeños), y sigamos con nuestras vidas, pero esta vez con conocimiento. Y veamos como la felicidad esta en nosotros, y el amor en los nuestros. Y sonriamos constantemente y que nos pongamos serios solo cuando sea preciso hacerlo. Que proyectemos hacia el mundo lo que realmente seremos.

En realidad aunque me haya extendido solo una cosa me ha llevado a escribir esto:

LO MUCHO QUE OS QUIERO.

Feliz navidad

Mariajo

13.12.06

Querida Eva:


12 de diciembre de 2006

Querida Eva:

Hoy me siento a escribir con un marco entrañable en mi cabeza. Tus ojos.

Se que no hace mucho tiempo que nos conocemos, lo se, pero tengo la sensación de haberte conocido desde siempre. Te has metido en mi alma como si de un vapor estuviéramos hablando.

Y es tan placentera la sensación que me produce hablar contigo que siento, a día de hoy, que tengo que conocerte mas.

Y vuelvo a pensar en tus ojos, que son como un canal que transmiten sensaciones que igual no hemos compartido vivencias que no hemos vivido juntas, pero que me emocionan tanto como si fueran mías. Esos ojos, la profundidad de tus ojos a veces me embriaga y me dejo caer en ellos. Tu tienes que saberlo, tienes que saber la sensación que causas en la gente. Por eso yo te quiero.

Todavía hoy recuerdo el día que te conocí, casi lo recuerdo desde la timidez y no timidez del primer día. Ya parecías auténtica, como tu eres. Ya dejaste un rastro entrañable que jamás olvidaremos. Y es que te oigo y te miro….. y te siento, cuando abres la boca, cuando miras en silencio, cuando piensas, cuando relatas, cuando por dentro te veo sufriendo. Y cómo no queridísima amiga, como ya vengo haciendo….. quisiera cargarme lo tuyo y quitarte ese peso, pero tu sabes que no debemos hacerlo.

Parecía que tu problema y el mío estaban a años luz, ¿verdad? Y de pronto nos damos cuenta de esto. Y te imagino y me imagino al paso del tiempo. Y tu llevas una niña del brazo, yo llevo gemelos. Y fíjate que ironías que tiene la vida que además los queremos.

Eva. Te quiero.

Y así dicho parece otra cosa, pero es más que un sentimiento. Es una emoción contenida, es un rastro de lo que siento, es querer que estes en mi vida, es tenderte la mano para cuando la necesites…. Eva…. es que yo quiero que seas mi amiga.

Un beso

Mariajo

21.11.06

Impotencia



Impotencia maldita no me mires la cara,

Si con esa mirada me devuelves lo oscuro,

Impotencia maldita nunca te debí nada

No me jodas ahora, con tu eterna mirada

Si en mis ojos de furia me ves sin aliento,

Cabrona del alma, ¡baja los ojos de mi¡

Las palabras que hoy digo se las llevara el viento,

Pero el sentimiento se quedara aquí.

Decepción, impotencia, orgullo marchito,

Soberbia con rabia, la crueldad en mí,

Hoy me miro furiosa a tu espejo, en el vimos lo mismo,

Y me pienso una ingenua por creer en ti.

Juicios inválidos desdeñas a voces,

Voces sedientas tal vez de mí,

Pero hoy con tus gritos me has pegado dos coces,

Y el orgullo furioso… también se quedará aquí.

Hoy sedienta me revuelvo furiosa de rabia,

Impotencia en mis manos escriben así,

Yo sé que mañana te hará daño mi furia,

Pero hoy, te lo juro…. Que lo siento yo así.

1.11.06

Tu paz



Y en silencio medito y me lanzo al vacío,

de unas frases voladas que me lanzan instinto,

sentimientos velados de un amor que ahora es mío,

de unos besos que hablan pues los dos lo quisimos.

Hoy propones triunfante al azar mi destino,

y te siento contento, ilusionado, distinto…

y en tus ojos el brillo esta noche es divino,

cuando al mirar mi sonrisa te sientes magnífico.

Hoy la luna sonríe conmigo, como siempre lo hizo,

esta noche la luna se sonroja de algo que ha visto

esta noche mi luna me arrebata y me acuna,

por temblar en tus manos, por sentirte tan mío.

Hay amor en tus ojos eso no puedes negarlo,

en mis manos radiantes la grandeza se hace gigante,

y en tu cuerpo nervioso se desliza al momento,

el silencio y la angustia, de lo que estamos viviendo.

Hoy pregunto al espejo en el que vimos lo mismo

y como un cuento de hadas el espejo hablará

me susurra palabras que me dice al oído,

usará tus palabras, tu ternura y tu paz.

Hoy descubro caricias a voces,

en las que me reflejo pidiéndote más,

un amor que te pido sin que apenas lo notes,

porque sin tu darte cuenta ya me lo das.

Y me acuesto en mi cama que conserva tu aroma,

y tu olor se me cala como en sueños de azahar

y resulta brillante que el sueño se mezcla,

entre sueños, verdades, ¿quién los distinguirá?

Mañana tu mano se juntará con la mía,

unidas por siempre… unidas ya están,

solo quise que tú como bien lo pedías

sintieras la paz, que yo te he querido dar…

Mariajo (24/11/2003)

21.10.06

Te perdono


Te perdono, te perdono porque a veces al mirar en el espejo haces que vea solamente el exterior, porque sin querer me has sembrado de rencores y sensaciones añejas, sinsabores amargos y realidad pintada de medias realidades.

Hoy quiero perdonarte porque me he dado cuenta de quien eres en realidad y qué es lo que pintas en mi vida.

No se como he podido defenderte tanto tiempo, no se como has logrado engañarme a mi y al resto casi la mitad de media vida y seguir, ahí, en el anonimato, como si no existieras. Ahora me doy cuenta porque no te veía. Creía que eras yo.

Hoy quisiera despedirte y regalarte un Adiós profundo y hondo. Quisiera despedirme en voz bajita pues los gritos son tu parte, no la mía.

Y para que no te vayas triste me gustaría dedicarte la mejor de mis sonrisas y regalarte una parte de mi paz. Hoy quiero no volver a verte, ahora que te reconozco.

Esta despedida no es amarga, no te he cogido cariño después de lo que me has estado haciendo. Y se que te dolerá, y volverás a ratos y a horas, para intentar volver dentro de mi, a mi casa, a mi cama, a mi vida.

Poco a poco vas a salir de mi vida. Y como el novio que se siente engañado que vuelve y se resiste a ir, tú volverás. Y llamarás a mi puerta, y algún día te abriré, al menos al principio, pero vete pensando que va a llegar el día que te encontraras la puerta de mi paz cerrada. Y que ese día tendrás que coger tu petate y nunca más regresar.

De verdad que te perdono, y prometo que no te guardo rencor, pero por favor cuando recojas tus cosas, no te olvides en mi casa de tu rabia, de tus rencores, de tus soberbias de tus envidias, de tus malos pensamientos, de tu desconfianza. No te olvides de tus celos, ni siquiera te olvides de llevarte las esperanzas que has depositado en los demás. Ya me encargo de tejer las mías propias. Ya no quiero nada de ti que no haya pasado antes por el filtro de mi belleza.

Así que ahora y en esta despedida, voy a permitir que se me salga una sonrisa, mi última sonrisa por y para ti. Porque a partir de ahora, a partir de hoy, hoy que te reconozco cada vez que te vea aparecer por mi vida estaré atenta a tus movimientos no sea que me pilles en un renuncio y vuelvas a instalarte en la cama que habitabas en la habitación que ocupo yo ahora, la principal, la que siempre debió ser mía y que por fin recupero a día de hoy.

Esto es un Adiós así que procura no volver a mi Mª José

Mariajo

14.10.06

Reflejada en sus ojos


Desde que era muy joven, pensó que la suerte la había abandonado, y entre decadencias venidas a menos, rumores de voces fugitivas, y algún que otro amor que creyó poseer, pero que nunca poseyó se había venido abajo.

Hace años que veía la vida pasar por las ventanas, una vida triste y agónica, de la que pensó que nunca se repondría. No salía, no disfrutaba, se encerraba en su propio mundo y veía la vida pasar…

Su mascota un gato. Su fiel compañero de desventuras, digo desventuras porque ella siempre lo contaba así, siempre su mala suerte, siempre su sin vivir, un fiel compañero que al contrario de lo que llegó a oír de los gatos, le daba cariño.

Su vida, primero a través del teléfono y luego a través de aquella máquina cuadriculada que se conectaba a internet. Allí le conoció.

Desde aquel día Marina me llamaba casi de a diario, me contaba, ya, aventuras que vivía en su propia imaginación, producidas por unas letras que incluso había veces que eran sangrantes. Todo lo vivía, de todo disfrutaba. Se levantaba con el café ya en una mano y en la otra el cigarrillo que una vez mas le pondría amarillos los dedos dispuesta a vivir un ratillo mas de emoción.

El día que le conoció me volvió a llamar, me contó mil maravillas y cualidades y dones y virtudes de alguien que había conocido en un chat. Yo no podía creer lo que escuchaba. Pero a ella la hacía tan feliz…. Por una vez, desde que éramos niñas algo la llenaba de vida, aunque esta vez también provenía de detrás de un cristal.

Día a día íbamos viviendo juntas emociones extendidas por los dedos… ella me contaba, y yo sólo, incrédula sabía escuchar.

Me asusté y a la vez me alegré de escuchar esa noticia, el día que me contó que se conocerían. Por fin después de 9 años, saldría a la calle. Asustada me ofrecí a acompañarla en su última aventura pero rotundamente se negó. Me quedé esperando el relato de su historia.

Habían quedado en la cafetería del número 23 de Gran Vía, ella llevaría el pelo recogido y chaqueta negra con el cuello blanco, inmaculado, por fuera, el sin embargo llevaría vaqueros desgastados y chaqueta a juego. Todo un rebelde, se imaginó Marina.

He de reconocer que estuve tentada de ir a mirar tras los cristales.¿Qué tipo de encuentro era ese? ¿Qué tipo de chico sería él? ¿ Y si la pasaba algo? ¿Y si enfermaba después de estar tanto tiempo encerrada en sus sesenta y cinco metros cuadrados? No podía más que esperar.

Paso toda la tarde y el teléfono no sonaba, pasó incluso la noche y el maldito teléfono mudo. Me desperté inquieta por la mañana con el presentimiento de que algo pasaba. Pero después de tanto tiempo, igual Marina, no es que hubiera conocido el amor, pero igual sí el sexo…

Todo el día siguiente mi estado de nerviosismo fue en aumento. Y,¿a quién podía contárselo? Yo era la única amiga que la quedaba, la única que la supe escuchar calladamente cuando ella gritaba en silencio y desde sus adentros. La única que permanecí.

Nada. No había noticias.

Después de dos días sin saber nada, sin que me llamara, sin que me contestara al teléfono y después de llenarla el contestador automático de mensajes, ya, de auxilio, fui a la policía.

Una historia más de internet, fue lo que aquello supuso para ellos, y claro, como Marina ya por ese entonces contaba con 30 años, pues no podían hacer nada mas que darse un par de paseos por la ciudad con una foto desgastada, la última que me dejó tomarla, por si la localizaban.

Fui a su casa, aunque tenía una copia de las llaves, nunca la había utilizado, porque nunca había surgido una emergencia, su vida había sido monótona. Pero la emergencia, desgraciadamente, se había presentado.

Nada. Otra vez nada.

Ni un ruido, ni una señal de vida, ni un cigarrillo en los ceniceros, ni un rayo de luz que entrara por las ventanas, su ropa en el armario, su gato hambriento, y su ordenador apagado.

Lo encendí buscando información de aquel chico con el que iba a encontrarse aquella famosa tarde en el 23 de Gran Vía. La contraseña TRISTESOL. Y otra vez nada…

Ni un rastro de Mario, o PINFLOY que se hacía llamar, ni una foto, ni una dirección de correo, solo miles de logs en su carpeta de temporales de un chat en el que entré preguntando por ellos dos. Nada. Nadie sabía nada. Ni un rastro, nadie le conocía a él, y nadie conocía a Marina, por lo menos por ese nombre.

Recorrí su ordenador de arriba abajo intentando descifrar lo que estaba pasando. Encontré esto:

“Querida amiga Nuria, sé que lo estarás pasando mal, sé que si estas leyendo esto es que lo he hecho. He desaparecido. Me fui…

No te preguntes donde estoy o si estoy viva. No merezco la pena. Solo he intentado salir de un pozo en el que me estaba sumergiendo durante mi cautiverio voluntario. Ahora esté donde esté soy feliz. Ni siquiera te preguntes si estoy viva o he llegado a cometer alguna locura. No merezco la pena.

Y bueno… ya que me pongo, hazle un huequecito a Zari en tu casa y en tu corazón, será el único recuerdo que te quede de mí aparte de mis ya cansadas paranoias.

Siempre te querré.”

Han pasado ya tres años desde aquello. No pude evitar preguntarme si estaría viva o muerta. Aún sigo preguntándomelo. Y cuando miro a los ojos de Zari, veo a Marina reflejada en ellos…..

23.9.06

Estrella



Estrella



Estrella sinuosa y alumbrante,
herida por senderos de ancha espuma,
corsaria de la muerte en todas partes,
y aun asi la suerte la despunta.

Estrella llevadera de otros mundos,
querida por el mar de tus antojos,
estrellla levitada y de amargura,
velada por los mares de tus ojos.

Anhelas cuando una de ellas cae,
pindiéndole un deseo al cielo entero,
dichosa entre todas solo hay una,

inerte como luces de un lucero.
Y quiebra en la noche ya sin luna
sabiéndose un reflejo verdadero


Mariajo (19/8/2003)

22.9.06

De mayor quiero ser mujer florero



Pasaba cogida del brazo por toda una vida como si no hubiera tenido oportunidad de pasar por otra cosa. Paseaba cogida del brazo de aquel hombre al que en principio creyó acreedor de todos sus anhelos, sus fantasías e incluso de sus sueños, pero que ahora la relegaba a pasear los domingos por las tardes; ella viendo escaparates de tiendas cerradas y él escuchando los partidos de fútbol, en una radio de bolsillo que celosamente guardaba por temor a que a ella no le gustara. Ella nunca fue capaz de decirle que odiaba el fútbol, que odiaba las tiendas cerradas y odiaba pasear los domingos.

Pasaba por la vida como si no fuera capaz de ofrecer otra cosa, con resignación, callada, con amargura interna, y con una pena clavada en el corazón.

Sus días monótonos, sus noches de insomnio al saber que aquellos brazos ya no la deseaban, y que ni siquiera la embriagaba ya el murmullo de su respiración mientras él dormía.

Pasaba por la vida sin dejar huella, sin decir una voz mas alta que otra, sin ni siquiera haber sido escuchada por la vecina de arriba en una discusión subida de todo. Pasaba por la vida sin dejar constancia en nadie de que había existido.

Dos hijos, varones, que pronto abandonaron el lecho familiar para ir a buscar sus propias aventuras y sueños malogrados. Un perro que se murió de moquillo unas vacaciones que lo llevaron al pueblo y del que nunca regresó. Y un pájaro. Un canario que era el único que todavía en las mañanas lograba arrancarle una sonrisa. Le gustaba imaginar que alguien le daba los buenos días sonriendo.

Mirando hacia atrás se dio cuenta de la colección de trapitos de ganchillo que había dejado de herencia…pero ¿a quién?…. También se dio cuenta que ahora no tenía a su mejor amiga para contarle sus preocupaciones y sus frustraciones. Mari Pili siempre estuvo ahí, aunque solo fuera al lado del teléfono, pero un buen día se le fue de entre las manos para irse…. ¿al más allá?

Estoy sola –pensó. Y era cierto.

Sabía que pasaba por la vida como si tal cosa, como si en esa casa, con los años se hubiera convertido en un complemento más de la decoración, pero de los modernos, de los que tienen todo listo a la hora justa, y la comida servida cuando llegan las horas… y se le escapó una lágrima que nadie vería.

Era curioso, porque mientras lloraba, en la radio, volvía a sonar esa maldita canción que se titulaba:”De mayor quiero ser mujer florero”, y esta vez ella sonrió.

Poco antes del mediodía, con la ilusión sumada al valor de hacer una vieja maleta con cuatro trapos mal colocados, salió por la puerta que tantos años la había tenido encerrada. Ni siquiera se dio la vuelta para decir adiós. No se llevó ni uno solo de los trapitos que con esmero había dejado por herencia, no se llevó ni una foto que la hiciera recordar…

Porque a la edad de 55 años… solo quería empezar a vivir, con ilusión.

Sí, estaría sola… a partir de ahora tal vez estaría sola, pero no menos de lo que llevaba durante sus 30 años de casada.

Y con ese convencimiento salió a la calle, miró al cielo, le guiñó un ojo a su querida Mari Pili, y comenzó a andar con la esperanza impregnada en el alma.

16.9.06

Me llamo Clara


Sus ojos se estrellaron con los míos, hubo como un relampagueo de unas milésimas de segundo, pero ambos nos dimos cuenta de la electricidad que generábamos, mas aún sabiéndolo seguí insistentemente mirando esos ojos que me llamaban desde el más allá.

El ruido se había apoderado de todo mi alrededor, pero mi corazón hacía mudo a todo ese ruido, con los latidos que se me iban a toda velocidad.

Entre la gente, con un ir y venir de cuerpos, un hueco me dejó verte entero, eras como el dios de la belleza griega, sigues siéndolo a pesar de los años. Tu me observabas con la mirada perdida entre mis ojos, mi pecho y mi pubis, como pidiéndome a gritos que me acercara, pero si ya lo hacía… se rompería el mágico momento, se rompería lo especial de aquel encuentro, por eso… solo quise mirarte unos segundos mas… cuando apareció Juan….

Hacía dos semanas que lo habíamos dejado, su olor todavía estaba en mi memoria, jamás pensé que me saludaría si me viera, pero ahí estaba, justo a tiempo para estropearme aquel momento, justo a tiempo, para que tus ojos dejaran de sonreír.

Un hola, dos besos, un qué tal, un bien, una conversación vana y sin recursos… y un cuanto te he echado de menos, fueron mas o menos todo lo que nos dijimos Juan y yo. Claro, yo pensando en que por favor se vaya pronto él y que tu no te hubieras ido todavía. Pero Juan se quedó, me invitó a una copa, que me hubiera apetecido rechazar, y que todavía hoy, no se por qué no lo hice.

La mirada de Juan no tenia brillo, de reojo la estuve comparando con la tuya…. Y solo la forma de los ojos, era totalmente diferente, sus ojos se curvaban hacia abajo, Juan tenia los ojos de tristeza, los tuyos eran pura alegría, hasta desde lo lejos. Todavía seguías ahí, esperando mi soledad. Los ojos de Juan habían perdido el brillo de la juventud, tu sin embargo ya no eras joven que digamos, pero el brillo y la vida se te escapaban por encima de las pestañas, uno de los rayos de ese brillo… me alcanzó.

Juan me hablaba de su nuevo trabajo, de su nuevo piso, de su nuevo coche, de su nuevo perro, sin embargo no alcancé a oírle decir nada de su nueva chica, ni de su nueva vida junto a nadie. Había sido traumático para mí, después de cuatro años de noviazgo mas dos de relaciones furtivas, el había decidido que yo no era lo que él quería y me había dejado. Yo simplemente me resigné, porque me había acostumbrado a que él tomara las decisiones y una más no me importó mucho. Ya no había amor. Hacía tiempo que nuestra llama se había apagado, ni siquiera hacíamos el amor muy a menudo. Yo en alguna ocasión había recurrido al amor furtivo que algún desconocido me había brindado sin complicaciones, y así iban pasando los años. Ya había visto el final…. Mucho antes de que acabara por romperse… por Juan.

Y en eso estaba pensando cuando Juan me propuso que nos fuéramos a su casita nueva, con su perro nuevo y en su coche nuevo.

-Voy un segundo al baño, Juan.

Camino del aseo, si es que se puede llamar así a un baño de un Púb. un sábado por la noche… pasé por tu lado y rozándote con toda la intención, te dije que me siguieras.

Tú ni siquiera abriste la boca, ni preguntaste por qué, ni a dónde. Me seguiste porque ya confiabas en mí, me seguiste porque habías visto en mis ojos el mismo brillo que yo había visto en los tuyos. El brillo del celo.

En el baño de chicas había cola, para no variar, tu mano apretó la mía con fuerza y me empujó hacia el de chicos que suele estar vacío.

Por fin mis ojos se habían encontrado cara a cara con los tuyos, por fin ese brillo era seguramente por mí, por fin tu mano tocaba mi cara, por fin….

Acercaste tu boca y nos besamos como dos animales traviesos, como dos fieras salvajes que recién despiertan del invierno, como si en ese beso se nos fuera la vida, y también el deseo. Las lenguas ardiendo, las manos nerviosas, apuradas, sedientas, hambrientas, apresuradas. Los cuerpos calientes de puro deseo, humedades, silencios traviesos y esquivos, eran… simplemente dos cuerpos.

Y allí mismo en ese baño que apestaba a orín de desconocidos y absurdos cigarros de otros, me subiste la falda y rasgaste las medias y en volandas me penetrastes como yo mejor no te lo hubiera pedido.

-Me llamo Ismael, me alegro de haberte conocido al fin…

Han pasado seis años, y hoy desde mi cama húmeda de sexo, recuerdo aquello como algo que vaticinaba lo que sería de nosotros. Pero si vuelvo atrás, al momento de oír tu nombre… jamás habría apostado ni diez céntimos por esta relación. Sin embargo… hoy miro tu silueta en la cama, y me siento feliz, porque en aquellos ojos que me miraron desde lo lejos, había un brillo, había un lucero, había un futuro escrito en ellos que yo no supe leer, pero que ahora ya entiendo.

Y me gustaría decirte, así, como hoy, desde el silencio, que hoy estoy preparada para decirte, no con palabras, cuánto te quiero.

Hoy después de seis años, sumergida en el más profundo de los deseos… el de ahora, el de antes, el de siempre…. Y ahora, después de estos seis años quisiera decirte:

- Me llamo Clara, me alegro de haberte conocido…. Por fin.

31.8.06

Mi vagabundo


El viento amainaba la lluvia, tras los cristales soñé que eras tú esa figura lejana acariciada por mis pensamientos, aquel vagabundo, aquella silueta sedienta de mar y de sueños se me antojaba como tu, y deje volar mi imaginación hasta aquella noche de ensueño...

Domingo... era un domingo cualquiera de un mes de invierno, el frio de la noche era insoportable hasta que apareciste tu, galante, triunfante por la puerta de mi casa... así te me antojaste, con toda la sabiduría que yo era capaz de reconocer en tu voz, entraste por mi casa como un viento huracanado que todos agradecimos... nos hacia falta reír... aquel no había sido un buen día, hasta que llegaste tu, con la risa pegada a los labios, con aquella carita inquieta y los ojos desorbitados tal vez por el rubor que escondías detrás... la verdad es que no lo se... no se que es lo que pudo ser, no lo entiendo todavía aunque ya han pasado ¿días, semanas, años?

La noche se estaba llenando con tu esplendor de estrella, las risas furtivas de ambos acabaron en miradas de complicidad, y si he de ser sincera tampoco me pareció para tanto, pero ahora se me antoja todo aquello como si esa noche no hubiera existido mas que en mis sueños.

Pero volvamos a la lluvia... la lluvia que esta noche te retrata en el cuerpo de mi vagabundo, el que hoy pasara frió solo por no ser tu, y que cuando se quiera dar cuenta de que tu no existes tal vez sea uno mas de esos indigentes que hacen cola para, tal vez, esta noche no dormir a la intemperie.

He soñado por un momento que mi corazón se ablandaba, he soñado en ser solidaria con él, solo por traerme tu recuerdo, y el corazón me ha pedido darle cobijo, darle aunque solo sea por esta noche la oportunidad de un baño caliente para mitigar él frió calado en sus huesos, un plato de comida precocinada sacada del congelador, para engañar a su viejo y cansado estomago una vez mas con las miserias de los grandes almacenes, la comida rápida. He pensado por una milésima de segundo en que tal vez hubiera un hueco en esta casa para ocupar esa cama que me sobra al fondo del pasillo.

De verdad que todo eso se me ha pasado por la cabeza pensando en ti, pero claro, es difícil arriesgar por un desconocido, es fácil ser solidarios con el pensamiento cuando nuestras manos no son capaces de mover ni un solo dedo por... este vagabundo de parque, en mi caso. Es fácil sentir culpabilidad sabiendo que ya se nos pasara, así que sin querer evitarlo, he vuelto a pensar en ti dejando que ese pobre de la vida volviera hoy a... no sé qué.

Hoy después de que el viento ya ha amainado yo seguía pensando en ti, pero desde luego cuando me di la vuelta y te vi en mi cama, durmiendo como duermen los angelitos, ya no me he sentido tan culpable, porque la compasión y esa “solidaridad” se ha borrado de mi cabeza al meterme en la cama y sentir que el frío de este invierno, ya no lo era tanto si me acurrucaba contra ti, por eso ya no me interesa saber que ha sido de él, ya no recuerdo ni siquiera si su silueta se parecía a la tuya, o si simplemente he dejado volar la imaginación, ya no quiero pensar en el hambre que se podría haber mitigado esta misma noche porque tengo el alma plena por el bienestar de mi vida, y por supuesto ya no me interesa pensar si esta noche en la calle helará, porque yo esta noche enciendo mi calefacción un día más contigo.

Hoy volviendo a leer todo esto, me he sentido una mas, sin diferencia. Porque nos tapamos los ojos a los actos de solidaridad, porque sí, nos acongojan las noticias... esas que decimos de mal gusto porque las ponen a las horas de comer, ... y pensamos que es todo para que nos remuerda la conciencia y cambiamos de canal. Hoy, volviendo a leer todo esto, he vuelto a querer cerrar los ojos para que todo ello, no me robe la conciencia.

26.8.06

Esta frágil mariposa


A veces me siento como una mariposa, que vuela sin saber ni donde posarse, hermosa, colorida, delicada, con las alas que llevamos al nacer, o al salir del caparazón. Mi vuelo es lento, pero seguro, a mi paso me voy despidiendo de todo lo que pasa por mi lado, del paisaje, de los números, incluso me he despedido de algunas personas. No me gusta la hipocresía, aunque a veces es necesaria. Hoy me he despedido del ochenta y tres, pero al contrario de lo que me imaginaba, la despedida no ha sido dolorosa, es como si siempre hubiera esperado que se fuera, pero nunca se iba el muy maldito.

En cambio hay veces que me siento como un enorme y pesado trozo de plomo, un cacho de metal nada mas, un pedazo de algo que solo tiene un objetivo en la vida, y que no razona porque no piensa, que no vive porque no disfruta de las pequeñas cosas que le rodean, y que no siente porque hace tiempo que dejo de sentir.

Un objetivo. Una meta. Solo una cosa en todo el día anda por la superficie de este pesado trozo de metal: El desayuno, la comida y la cena. Y no me basta con comer despacio y hacerlo en plato pequeño, ni siquiera me basta con saber que estoy haciendo mal, que hay cosas que no debo comer. Me puede… me pueden los sabores, me pueden los olores y hasta las formas. Me embriaga la sola idea de una comida en el campo, y no es por el paisaje, me enloquecen las cenas románticas aunque no hubiera sexo, comer en casa de mi suegra que cocina tan bien, las barbacoas en casa de Natalia, aunque llueva y no salgamos al jardín.

Pero todo esto va cambiando poco a poco, antes siempre era el pesado trozo de plomo y ahora voy alternando los días con la bella y frágil mariposa, ahora mi objetivo en disfrutar mas de la vida y comer para vivir. Es un camino duro pero no imposible. Es un camino por el que me encontrare seguramente con árboles en flor y cardos borriqueros. Nadie me dijo que fuera fácil, y aun así acepté el reto. Ahora no puedo mirar atrás, no quiero mirar atrás por si las leyendas se apoderan de mi y me convierto en una estatua de sal.

Hoy tengo un objetivo, una meta, da igual como lo llame, pero ya es mas de lo que tenía hace un mes, hoy tengo la alegría de irlo consiguiendo, de verme poco a poco reflejada en este espejo que me muestra la verdad, sin falsos argumentos, sin hipócritas comentarios. No necesito que nadie me diga que me ve mas delgada, ¡Soy yo la que lo esta viendo!

Así que aunque a veces soy un pesado trozo de plomo y otras veces esa mariposa de la que hablo, llegará un día en que simplemente me sienta Mariajo. En realidad ese es mi único objetivo.

24.8.06

Hoy soy un bodegon


Pongamos que soy un cuadro.

Hace tiempo fui un cuadro en colores, fui la pintura de un almendro en plena flor, fui flor misma de las que se pintan radiantes y a veces hasta fui la misma pintura. A veces me salía de este cuadro para verme desde fuera ¡Qué fácil que era entonces echar a volar! Cuando mis piernas no pesaban, cuando el Sol me sonreía…era cuando mis kilos no coartaban aquella libertad. Entonces el cuadro también se oscurecía, siempre he tenido mis cambios de color, pero justo aparecía un buen curso de pintura, me aliviaba el alma y me hacía una restauración.

Ahora que lo pienso ¿Qué fue de quellas fuerzas? ¿Dónde se marchó mi voluntad? ¿Cuánto tiempo he dormido sin verme siquiera?,¿y por qué justo ahora me he de despertar?

Se ha caido el cuadro de mi almendro, se ha roto y hay que volverlo a pintar, quiero ser el mismo cuadro, quiero ser dueña del almendro y quiero tener la misma facilidad para volar.

Me dices que escriba lo que siento, pero hoy por hoy mis manos me desobedecen, y escriben también mis sentimientos, aunque no se si lo parecen.

Volviendo al cuadro, hoy, soy un bodegón, pintado por la manos de un recuerdo, un recuerdo que ha perdido su color, igual nunca se pinto en colores.

En mi bodegón los platos no son grandes, los vasos no conocen ni el vino donde me crie.Pero de comida tenemos buen surtido, ¡Qué nunca pases hambre! ¡Como debe ser!. Y si se te ocurre irte al bodegón de enfrente, ese que esta pintado de color, mi surtido no será diferente porque hoy la que no debo pasar hambre soy yo.

La comida sustituyó a los verdes campos, los almendros los he cambiado por un jarron en blanco y negro, las flores por un tierno trozo de pan, el cielo lo cambié por mis tardes de encierro, y las nubes por mis ganas de volar.

Suerte que ya me he despertado, y el cuadro, lo he mandado a restaurar, un buen pintor me dijo un dia: ¡Que hermoso es tu cuadro!, lo tienes que enseñar

Y en eso ando ahora. Intentando enseñarme otra vez a pintar, porque nunca fui tan mala pintando como en estos ultimos años , porque nunca se me dio tan mal como para dejarme abandonar.

Imagen de Rafael Robas

22.8.06

Sequia


Hoy he salido a pasear en mi nuevo parque, se veía tan verde….. que de momento se me vino a la cabeza esta maldita sequía que no tardando mucho hará que el placer de lavarse la cara por las mañanas sea un auténtico lujo.

Me he tumbado en la hierba y he sacado el libro de turno, pero aquellos niños que jugaban me han distraído de mi propósito. Me he dado cuenta que el tiempo va pasando, que ya tengo treinta y dos, y que a veces me llaman señora, me he dado cuenta de cómo van cambiando los tiempos, aun arriesgándome a parecer mayor, me he dado cuenta de las diferencias generacionales.

Cerca de donde jugaban los niños ha pasado una anciana, roída por los años, estropeada por el trabajo, con sus dificultades al caminar incluso haciéndolo poquito a poco, y se me han abierto los ojos al ver lo que estaba pasando.

¡Qué falta de respeto! ¡Falta de humanidad! Esos chiquillos endemoniados que parecían divertirse antes, se han puesto a tirar arena a la anciana delante de mis ojos.

Todavía recuerdo cuando era pequeña, el respeto que se nos inculcó en casa por la gente mayor, por los profesores, por la familia, por la gente de alrededor. Todo eso parece haber desaparecido con los años, y todo aquello que nos machacaron nuestros padres lo hemos olvidado en un cajón y no hemos sido capaces de inculcárselo a nuestros hijos.

He sentido vergüenza, y ¿cómo no? he socorrido a la anciana. Claro que también me he llevado lo mío. ¿No decía yo que me llaman a veces señora?

Después he vuelto a tumbarme en el ceded, en otro lugar, donde reinara la tranquilidad y no hubiera niños cerca. He recordado por qué no quiero ser madre y me he olvidado que el césped esta verde a pesar que hay sequia.

21.8.06

Si yo fuera un cuadro


Amigos y hasta conocidos en todo el mundo:

Se necesitan razones a veces para la felicidad, aunque la tengas delante de las narices hay días que se te presentan de color oscuro y no clarean, hay veces que la virtud de pensar puede marchitar la poca alegría que puedes despilfarrar hoy porque la guardas para momentos mejores.

Es entonces cuando me asomo a la ventana del mundo y me doy cuenta que hay gente por delanta e incluso por detrás de mí. Y no quiero aferrarme al consuelo de “mal de muchos consuelo de tontos” precisamente por eso.

Veo marchitarse mi propósito, aunque se va y se viene del marchitamiento según las horas y los días. Mañana el día aparecerá como por arte de magia de color blanco y este trozo de papel que hoy escribo se me antojará en vano.

Esta tarde me vuelvo a asomar a esta ventana para ver, para verte, para verme, para veros, pero está el día tan gris, tan sombrío y tan apático que ni la voluntad aflora en mi. Me he sentado a ver pasar el día, y con eso no consigo nada. Sentandome solo consigo hoy un trocito mas de este malestar del que mañana doblemente me tendré que deshacer.

Y me asomo esta vez al espejo, a mirarme por si descrubro algo que no he visto, algo que se haya ido sin darme cuenta, me asomo al espejo esperando un vacio que apenas percibo pero que se va haciendo. No existen los milagros. Tal vez ni siquiera exista yo. Si hoy fueramos un cuadro, me borraria para volver a pintarme mañana.

15.8.06

Guerrero


En sus ojos habitan cuervos negros,

en su alma tristeza sin pasión,

corazón de un viejo aventurero

que aunque joven, ha enterrado su ilusión.

Soledad en el alma por bandera,

en sus ojos dice presa la maldad,

se ha sentado, y a la muerte espera,

como prisionero de guerra por llegar.

Mas su ángel le ha mirado con dulzura,

su sonrisa le ha robado la ansiedad,

asombrosa, entre todas tan magnífica…

que hasta él mismo pide vivir más.

Y un buen día entre línea y línea

un suspiro de amor se le escapó,

las sonrisas se volvieron alegrías

y el orgullo ya todo corazón.

El amor mató los cuervos negros,

la distancia aún endulza su pasión

y ese viejo corazón aventurero,

ahora es… el corazón de dos.

12.8.06

Zancadas


Sensaciones añejas y vitoreadas vienen a mi

en las tardes quietas en que te recuerdo.

En tu labios el cigarro me consume así,

como estos años. Parecia que estuvieras muerto.

A tu lado la paciencia y la belleza esta sentada,

es una pena, porque ella ya no puede andar,

sin embargo no te privas y andas a zancadas

en la vida, esa vida, donde ella no te alcazará.

En mis sueños tengo todavia doce años,

y me pregunto que es lo que pudo pasar,

por aquel entonces se rompió el encanto,

y después de aquello nada volvió ser igual.

La inteligencia con la que tu me llamabas,

dejo de serlo, para dejar paso a la sensibilidad.

Latente y dormida se escondio a horcajadas,

¿se escondía de ti? ¿o de tu hostilidad?

Y el viento movía las copas de los pinos,

y en la ribera del Duero quise yo dormir,

ver las grandes arboledas, probar el vino,

ni siquiera me acordaba que yo vengo de allí.

Hoy escribo como si se te fuera la vida.

Te siento en vida y por ello te pido perdón,

pero no quiero que mi condición de hija,

me nuble el pensamiento y me quite la razón.

Levanta la cabeza y mírala a la cara,

¿no presientes su belleza a tu alrededor?

aminora la pisada y tenla siempre cerca,

pues ella es lo único que tendrás cuando seas mayor.

Mariajo