30.10.16

Vanidades

Vanidades


Hoy me retuercen las vanidades el pensamiento, me paraba a pensar en las personas, en los gestos y sus palabras calladas, me paraba y pensaba… De hecho esta misma tarde me senté en un banco de un parque… y mientras los pequeños jugaban y a veces me llamaban yo pensaba en lo diferentes que llegamos a ser. En cómo  nuestros gestos se disfrazan a veces para vestirse de hipocresía de sarcasmo, y a fin de cuentas de soledad.

Me paraba y pensaba que diferentes son los barrios de nuestras ciudades. A veces nos escondemos en ellos. A veces  si te das un paseo y sales de tus cuatro calles de influencia descubres que también se respira paz. Y no es una paz diferente, no es una paz hecha para otros, los de allí, es tu misma paz. Y ese pensamiento me ha llevado a la conclusión que esa paz que he respirado en otro barrio, en otro parque, es la misma. Es la mía.

Pensaba como siempre pienso y cada vez me inclino a pensar que no me corresponde este sitio, que yo siempre he sido de allí más que de aquí. Pero que a veces en la vida se toman decisiones que te hacen ganar vivencias e hijos…  Esos dos diablillos….

Son mi motivo, el motor que mueve el mundo… el amor. Y en este caso por partida doble. Porque son pequeños, porque les llevé dentro, y siguen ahí. Porque  se agarraron a mi desde el minuto cero y desde el principio se alimentaron de mi… no creo que vayan a dejar de hacerlo nunca. Y esta tarde mientras ellos trasteaban con aquellos aparatos de parque investigando como lo hice yo en su día me di cuenta que no es importante el dónde….. que lo más importante es el cómo, y el qué. Que lo que mas me importa es que estén bien, que necesito saber que están bien estén conmigo o no. Que lo estoy haciendo lo mejor que se, y que si lo hago así de bien es por ellos. Porque es lo que más me importa en la vida,  lejos del dinero, lejos de los pisos, lejos de las playas y las piscinas. Solo necesito un rincón donde no pasemos frio y que nos  sintamos arropados en cualquier noche de invierno. Que necesito el calor de sus manos y el calor de sus besos. Y además que todo esto sea eterno. “¡Hasta el infinito ida y vuelta, mamá!”

A veces, en el día a día se nos olvidan cosas básicas.
Alejandro…¿me quieres? …..Sí mamá…. Pues dímelo cariño.
A veces esa conversación que pensamos sin importancia, puede ser el recuerdo más importante que tenga el de ti, de su niñez. Hagamos que sean momentos especiales.
Dejemos de pensar en corrientes de  opinión modernas, piensa como pensarías si estuvieras sólo, sin influencias, sin voces de ultratumba, sin conciencias venidas a menos y solamente siguiendo tu instinto.

A veces unos ojos grandes miran tímidamente desde su preciosa ventana. Me inclino a pensar que es la personita mas responsable que conozco. Y me preocupa pensar que esa responsabilidad que creo no le corresponde le haga de pantalla para perderse trocitos de vida.  A veces me veo reflejada en esos grandes ojos color miel, en una niñez feliz, como la suya, en la inquietud de aprender de saber, de averiguar y de querer con la pureza de su corazón:
“Mamá…. Ven. Te voy a dar un abrazo de los que alargan la vida”
Y en ese momento ya te puedes morir porque lo tienes todo (solo es una expresión) No se puede pedir más.

Hoy pensaba en las vanidades que escucho últimamente sobre mi persona y me doy cuenta que aunque me gusta no me llena, solo me entretiene y que hoy  estoy aquí, pero mañana seguramente… seguramente solo permanezcas tú en mi vida. Porque si lo piensas un poco… solo las personas que merecen la pena son las que deben permanecer.

Mª José Berbería

4-10-2016