Vanidades
Hoy me retuercen las vanidades el pensamiento, me paraba a
pensar en las personas, en los gestos y sus palabras calladas, me paraba y
pensaba… De hecho esta misma tarde me senté en un banco de un parque… y
mientras los pequeños jugaban y a veces me llamaban yo pensaba en lo diferentes
que llegamos a ser. En cómo nuestros
gestos se disfrazan a veces para vestirse de hipocresía de sarcasmo, y a fin de
cuentas de soledad.
Me paraba y pensaba que diferentes son los barrios de
nuestras ciudades. A veces nos escondemos en ellos. A veces si te das un paseo y sales de tus cuatro
calles de influencia descubres que también se respira paz. Y no es una paz
diferente, no es una paz hecha para otros, los de allí, es tu misma paz. Y ese
pensamiento me ha llevado a la conclusión que esa paz que he respirado en otro
barrio, en otro parque, es la misma. Es la mía.
Pensaba como siempre pienso y cada vez me inclino a pensar
que no me corresponde este sitio, que yo siempre he sido de allí más que de
aquí. Pero que a veces en la vida se toman decisiones que te hacen ganar
vivencias e hijos… Esos dos diablillos….
Son mi motivo, el motor que mueve el mundo… el amor. Y en
este caso por partida doble. Porque son pequeños, porque les llevé dentro, y
siguen ahí. Porque se agarraron a mi
desde el minuto cero y desde el principio se alimentaron de mi… no creo que
vayan a dejar de hacerlo nunca. Y esta tarde mientras ellos trasteaban con
aquellos aparatos de parque investigando como lo hice yo en su día me di cuenta
que no es importante el dónde….. que lo más importante es el cómo, y el qué.
Que lo que mas me importa es que estén bien, que necesito saber que están bien
estén conmigo o no. Que lo estoy haciendo lo mejor que se, y que si lo hago así
de bien es por ellos. Porque es lo que más me importa en la vida, lejos del dinero, lejos de los pisos, lejos
de las playas y las piscinas. Solo necesito un rincón donde no pasemos frio y
que nos sintamos arropados en cualquier
noche de invierno. Que necesito el calor de sus manos y el calor de sus besos.
Y además que todo esto sea eterno. “¡Hasta el infinito ida y vuelta, mamá!”
A veces, en el día a
día se nos olvidan cosas básicas.
Alejandro…¿me quieres? …..Sí mamá…. Pues dímelo cariño.
A veces esa conversación que pensamos sin importancia, puede
ser el recuerdo más importante que tenga el de ti, de su niñez. Hagamos que
sean momentos especiales.
Dejemos de pensar en corrientes de opinión modernas, piensa como pensarías si
estuvieras sólo, sin influencias, sin voces de ultratumba, sin conciencias
venidas a menos y solamente siguiendo tu instinto.
A veces unos ojos grandes miran tímidamente desde su
preciosa ventana. Me inclino a pensar que es la personita mas responsable que
conozco. Y me preocupa pensar que esa responsabilidad que creo no le corresponde
le haga de pantalla para perderse trocitos de vida. A veces me veo reflejada en esos grandes ojos
color miel, en una niñez feliz, como la suya, en la inquietud de aprender de
saber, de averiguar y de querer con la pureza de su corazón:
“Mamá…. Ven. Te voy a dar un abrazo de los que alargan la
vida”
Y en ese momento ya te puedes morir porque lo tienes todo
(solo es una expresión) No se puede pedir más.
Hoy pensaba en las vanidades que escucho últimamente sobre
mi persona y me doy cuenta que aunque me gusta no me llena, solo me entretiene
y que hoy estoy aquí, pero mañana
seguramente… seguramente solo permanezcas tú en mi vida. Porque si lo piensas
un poco… solo las personas que merecen la pena son las que deben permanecer.
Mª José Berbería
4-10-2016